Se insinúa, se recoge, explota, se emociona, baila, actúa pero por sobre todo seduce al público. Un público que, mínimo, abarca tres generaciones. Así es como se mostró en su sobrio espectáculo Te llevo en el corazón, el cantante español Raphael, el pasado jueves 17, en el gran Teatro Nacional, donde una sala llena, además de nostalgia, despertó admiración, sea por su voz, sea por la atmósfera que creó en torno a su material o sea por las 30 y pico canciones que interpretó para repasar 50 años de vida artística y medio centenar de álbumes publicados.
Con ocho músicos sobre el escenario, Raphael cantó sus éxitos Maravilloso corazón, maravilloso, Estar enamorado es, En carne viva, Escándalo, Como yo te amo, Amor mío y le dedicó casi una hora a su nuevo y tríptico material, donde abordó tangos, boleros (Tres palabras, Adoro, Usted, Castigo) y rancheras (Un mundo raro, La media vuelta, Me canse de rogarte, Piedras del campo, Que te vaya bonito). En fin, el intérprete de Jaén devolvió con creces lo que el público había pagado.
Pero ojo, el público recibió lo que recibió no solo por cantar esos temas, sino porque es un intérprete que hace siempre el esfuerzo de interiorizar las canciones, apropiárselas y moldearlas a su modo. Un modo más que emblemático, original. Así también, Raphael mostró esa vigorosa voz que aún posee, una voz de alguien de 50, aunque en realidad tenga 68 años (a diferencia de Serrat, por ejemplo). Es cierto, los finales de algunas frases ya no son tan largos como los originales, pero birla la circunstancia con algún gesto o con un estupendo arreglo. Y para optimizar recursos, evita hablar e invierte mejor la voz en cantar. De ahí que tuvo arrestos para hacerlo a capella (Para volver a volver ) y sin micrófono, y escuchársele con claridad en toda la sala.
Raphael sedujo y dio todo lo que tenía que dar, y el público recibió más de lo que pagó por su boleto.
Con ocho músicos sobre el escenario, Raphael cantó sus éxitos Maravilloso corazón, maravilloso, Estar enamorado es, En carne viva, Escándalo, Como yo te amo, Amor mío y le dedicó casi una hora a su nuevo y tríptico material, donde abordó tangos, boleros (Tres palabras, Adoro, Usted, Castigo) y rancheras (Un mundo raro, La media vuelta, Me canse de rogarte, Piedras del campo, Que te vaya bonito). En fin, el intérprete de Jaén devolvió con creces lo que el público había pagado.
Pero ojo, el público recibió lo que recibió no solo por cantar esos temas, sino porque es un intérprete que hace siempre el esfuerzo de interiorizar las canciones, apropiárselas y moldearlas a su modo. Un modo más que emblemático, original. Así también, Raphael mostró esa vigorosa voz que aún posee, una voz de alguien de 50, aunque en realidad tenga 68 años (a diferencia de Serrat, por ejemplo). Es cierto, los finales de algunas frases ya no son tan largos como los originales, pero birla la circunstancia con algún gesto o con un estupendo arreglo. Y para optimizar recursos, evita hablar e invierte mejor la voz en cantar. De ahí que tuvo arrestos para hacerlo a capella (Para volver a volver ) y sin micrófono, y escuchársele con claridad en toda la sala.
Raphael sedujo y dio todo lo que tenía que dar, y el público recibió más de lo que pagó por su boleto.
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