Gardel entonaba que 20 años no eran nada. En el caso del cantante español Raphael, esas dos décadas no son ni la mitad del tiempo que lleva sobre los escenarios. La trayectoria de ya medio siglo como artista hace que su contacto con la prensa sea tan natural y tan orgánico, que esquiva preguntas con una elegancia que nunca le resta simpatía.
Carismático, como se sabe, Raphael llegó a la rueda de prensa para hablar de sus conciertos en Venezuela diciendo que se sentía "chévere" de visitar de nuevo el país. Vestido de negro, pero mucho más informal y juvenil de lo que suele ataviarse, el intérprete posó para los fotógrafos antes de tomar la palabra.
Para tranquilizar a sus seguidores, el artista ibérico comenzó hablando de lo que serán sus dos shows en Caracas. "Le traigo a la gente todos mis éxitos, que es lo que quieren escuchar y les cantaré".
La preocupación no es gratuita. Son ya 100 discos grabados en una carrera de 50 años y la selección de los temas parece, a primera vista, una tarea al menos titánica. Sin embargo, el eterno "niño de Linares" tiene su propia fórmula.
"A mí me es muy fácil, las canciones me tienen que poner los pelos de punta, esa es la única condición, si no me emociona la canción, no va", asegura.
Y para decir la verdad, son muchos los temas que parecen erizarle la piel al intérprete, pues prometió un concierto de dos horas y media las noches del 2 y 3 de abril en el Teatro Teresa Carreño. Al respecto, el artista rió y dijo: "Tengo un repertorio muy grande y hecho a mi medida, pero trato de que el concierto no pase de ese tiempo, dependerá de lo que la gente diga".
La lista de canciones del concierto incluirá además de los temas más emblemáticos de Raphael, una muestra representativa de lo que fueron sus últimos tres álbumes de estudio, una trilogía que decidió dedicar al continente latinoamericano rindiendo un personal tributo a tres de sus más universales ritmos: las rancheras, los boleros y los tangos.
"Nunca había cantado tango antes", advirtió el artista justo antes de explicar la estructura de su espectáculo. "Son cuatro partes, empiezo con las joyas de la corona, como le digo a los grandes éxitos, luego vienen los tangos, después más éxitos, entonces llegan los boleros, las rancheras y cierro con otros éxitos", detalló.
Es hoy, en Venezuela, que Raphael celebra ocho años desde que fue sometido a un transplante de hígado. "Ha sido una cosa bárbara", resumió lo que ha sido para él este renacer. "Me siento como de ocho años" dijo entre carcajadas.
Los periodistas preguntaron lo que quisieron y se llevaron una impresión del lado más humano del artista. "No soy de los abuelos que le canta canciones de cuna a mis nietos, están muy pequeños todavía", se le oyó decir en algún momento.
El artista, quien se considera a sí mismo un eterno transgresor, hizo también una confesión: "el aplauso me emociona ahora más que nunca, porque sé lo que vale". Es tiempo de que el público venezolano responda a eso.
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